Comenzaremos este primer post, asociado a plantas medicinales y fitoterapia, recordando que los pueblos originarios, especialmente aquellos que vivían de la tierra y en armonía con ella, conocían ampliamente las propiedades y usos de las plantas medicinales tanto para aliviar, prevenir o curar enfermedades. El conocimiento de los principios curativos y terapéuticos, sin duda, se sustentaba en la experiencia, en el conocimiento popular y en la trasmisión oral a través de generaciones, sin dejar de considerar los aspectos simbólicos que aún se les atribuyen.
En esta secuencia de post compartiremos algunas de las plantas que, a nuestro juicio, son imprescindibles en el botiquín natural de nuestros hogares, sobre todo, para hacer frente a dolores recurrentes, con el propósito, siempre amoroso, de vivenciar el maravilloso poder curativo que podemos encontrar en la naturaleza.
EL MATICO
El matico es un arbusto que está siempre verde y muy valorado en la medicina popular por sus propiedades cicatrizantes, tanto internas como externas. Es una planta nativa de Chile, Argentina y Perú y preferentemente habita sitios húmedos. Los usos internos tradicionales del matico se asocian al tratamiento de malestares del aparato digestivo, como por ejemplo, dolor de estómago, afecciones hepáticas, de la vesícula, diarreas, indigestión, úlceras estomacales. Para estos, la principal posibilidad de ingesta, es a través de una infusión.
La INFUSIÓN es de fácil preparación, sólo basta conseguir y utilizar una cucharada de hojas frescas en un litro de agua recién hervida. Es importante dejar reposar entre 8 a 10 minutos para que el agua actúe sobre las propiedades de esta planta. Se recomienda beber 1 taza, 3 veces al día. Ahora bien, si las posibilidades de obtención de esta planta son sólo a través de plantas secas, es necesario considerar que un adecuado tratamiento posibilitará la conservación de ciertos principios activos (próximo post). Para esta posibilidad hay que recordar que las plantas secas, a diferencia de las frescas, contienen menos cantidad de agua, por lo que su concentración es mucho mayor, por lo tanto, la equivalencia sería: una cucharada de hojas secas, por tres de hojas frescas.
En cuanto a los usos externos tradicionales de esta planta, se asocian a heridas de la piel, traumatismos, úlceras y lavados vaginales. La misma infusión antes mencionada sirve para lavar heridas, además de las COMPRESAS (gasa u otro tejido de similares características humedecido con la COCCIÓN DE LA PLANTA). El cocimiento es la obtención de un líquido que se obtiene tras macerar el matico a la temperatura de ebullición, entre 15 a 40 minutos, dependiendo de qué tan tiernas o duras sean las raíces que acompañan a las flores y las plantas.
Por último, acerca del MATICO, se considera que esta planta tiene ciertos afectos analgésicos (disminuye el dolor), antimicótico (combate las infecciones por hongos), además de ser cicatrizante y antiinflamatorio.
Y recuerde, que siempre será mejor evitar la manipulación de sus plantas con utensilios de aluminio.
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