Sembrar: Una Revolución Pacífica

Naranja de PatioRon Finley dice que cultivar tus propios alimentos es como imprimir tu propia comida.

Convertirse en guerrilleros de jardín que armados con una pala, puedan cambiar la realidad social, mediante el cultivo de alimentos sanos, un acto de soberanía alimentaria realmente poderoso.

La historia de los huertos urbanos, se remonta a la historia misma de las ciudades y los trozos sobrantes que el concreto dejó sin aplastar, en los que abundaba la maleza y uno que otro arbusto o algún gigante árbol centenario, frente a las carreteras o junto a las casas, pequeñas zonas verdes que resistieron ante la aplomadora marcha de la selva de cemento sobre los campos y que constituyen hoy los llamados pulmones de la urbe por medio de los cuales se respira, oxigena y purifican los aires citadinos.

jardin

La misma lucha se dió también al interior de cada una de las casas, construidas igualmente a base de sólido cemento gris, limitando al mínimo las posibilidades de un entorno verde y salvaje. Sin embargo, la fuerza de la naturaleza, reclama los recovecos estáticos y abandonados por los humanos, espacios entre las grietas de los muros y sobre las paredes y suelos desahuciados, que se curten en forma de imparables ramificaciones aleatorias que se mantienen esparcidas hasta los límites que traza la mano humana.

pimientos

Dentro de los limitados espacios que una planta puede conquistar en la metrópoli, el hombre mismo a servido de aliado para acomodar y garantizar la supervivencia de estos seres llegados desde los campos para resistir en los sobrantes lugares urbanos que no ocupa nadie más, en concreta relación simbiótica con la humanidad que le brinda de cuidados y vigilancia mientras éstas ofrecen colorido esplendor viviente , que no sólo sirve como filtro atmosférico o como alimento para pequeños insectos voladores, sino que ofrece refrescante y tranquilo espectáculo vivo que colorea y tonifica las grises zonas rotas empobrecidas y decadentes que ha dejado el producto de la construcción del enramado urbano.

huerta en casa

Desde los relucientes geranios, hasta variadas suculentas y espinosos cactus, hoy día las plantas decorativas y ornamentales gozan de un no sobrado, si privilegiado espacio citadino sobre las calles, en los andenes, jardines, balcones y terrazas.

Pero el hombre no ha limitado esta relación simbiótica sólo a los bellos adornatos de exuberantes hojas o coloridas flores, también se cultivan en las metrópolis, un sinnúmero de hierbas aromáticas y medicinales además de especies comestibles: frutos y verduras que aguantan desde las macetas a la luz de algún patio, donde crecen sin más exigencia que un poco de espacio y agua.

De ésta manera, con el ánimo de mantener el frescor y la gracia de los espacios inutilizados y desperdiciados, la práctica de la agricultura en las ciudades crece y como un frondoso árbol agarra cada vez más fuerza el símbolo de pacífica resistencia civil, no sólo frente a las colosales corporaciones que dominan el mercado alimenticio o farmacéutico expendedoras de productos de dudosa composición química o cualidades nutricionales, sino frente a la costumbre moderna de depender enteramente del supermercado y las farmacias para subsistir.

calendulas

De ésta forma, la práctica de la agricultura permanente viene, no como un menesteroso oficio hogareño reservado a los abuelos, sino como un sublime acto de meditación y sensibilización que guarda en si mismo la semilla de la revolución, la revolución pacífica en una acción serena y apacible desde el jardín, un verso contestatario y combativo escrito sobre los follajes y entre los capullos y las flores de cada planta que reverdece y clarifica la los oscuros rincones de cualquier lugar, una noble ocupación que enaltece el tiempo de quien lo usa y produce el fruto de la alegría de quien recoge en abundancia la cosecha de lo sembrado.

tomates en la calle

 

Así la próxima vez que te preguntes como contribuir a la trasformación de este distópico paraíso, como generar de alguna forma un mundo mejor mas sano y vivaracho, puedes dirigirte directamente al jardín, a la terraza o al parque mismo y plantar algunas tomateras, un pimiento, o una mata de café, alguna caléndula o romero y brindarle algo de tiempo y acompañamiento que le hará crecer fuerte y  podrás disfrutar de un apacible momento diario con el cultivo y luego de alguna ensalada de tomate, o un café negro sacado de tu propio jardín.

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